Responder con tu patrimonio a las posibles deudas de otros es un acto de generosidad, pero no un salto al vacío si conoces tus derechos y la forma de protegerte. Te explicamos brevemente la importancia de los avales bancarios seguros.
La compra de un piso, la necesidad de financiación para crear una empresa… Son muchas las situaciones que requieren un aval. Es una figura especialmente relevante en esta época de crisis, en la que las entidades bancarias piden cada vez más garantías antes de conceder un crédito o una hipoteca. Resolvemos tus dudas jurídicas al respecto, tanto si eres tú el que avala como si necesitas de alguien que lo haga por ti.
¿En qué consiste y a qué te obliga?
Según la ley, el avalista se obliga a pagar o cumplir por un tercero en el caso de que este no pueda hacerlo. Es posible que soliciten que alguien te avale cuando vayas a pedir un préstamo por una cantidad importante, si no tienes nómina fija, propiedades o una cuenta corriente bien saneada. En el caso de que alquiles una vivienda también pueden pedirte un aval, además de que deposites una fianza.
Hay que prever los posibles riesgos
Es importante tener siempre presente que avalar a alguien comporta ciertos riesgos económicos. Por ello, si necesitas un avalista es probable que solo los miembros de tu familia más directa estén dispuestos a ello. En términos legales, esto es lo que se denomina aval personal.
Ten cuidado al avalar a alguien y, aunque no sea una garantía absoluta, hazlo solo si quien te lo pide tiene tu máxima confianza. Ten en cuenta que, si debes pagar por él, responderás con todos tus bienes presentes y futuros, exactamente igual que si la deuda fuera tuya. En estos casos debes «cubrirte las espaldas» lo mejor posible llegando a un acuerdo escrito con tu avalado.
Hazle firmar un documento por el que se comprometa a devolverte todo lo que tú pagues por él. Otra duda frecuente que tienen las personas que están planteándose avalar es si esta obligación «vence» en algún momento. Esto ocurre cuando el deudor paga, si lo haces tú por él, y cuando ha transcurrido el tiempo de vigencia del aval (si se había limitado), o cuando la obligación principal (la que hay entre deudor y acreedor) se extingue por otras causas que no son concretamente el pago.
Los bancos también pueden hacerlo
La personas no son las únicas que pueden avalar. Los bancos también lo hacen, pero no es un servicio gratuito: cobran una comisión sobre el importe del crédito. Por ello, es un mecanismo que normalmente suelen utilizar las empresas.
Es difícil pactar una limitación de tiempo cuando el acreedor es un banco; en estos casos se puede pedir un cambio de avalista.
También puede suceder que sigan llegándote comisiones o gastos por el aval cuando este ya ha vencido, con la excusa de que el préstamo sigue vigente. Pero si el banco no te avala, no debes pagar gastos por ello.
Aunque pagues tú, también puedes reclamar
Pero ¿Cuando debes pagar? En principio, no pueden hacerte pagar si no se acredita que el deudor es incapaz de hacerlo. Pero ten cuidado al firmar el contrato, porque puede estipularse lo contrario. Léelo muy bien antes.
Si hay varios avalistas, solo pagarás la parte que te corresponda, no el importe total. Este derecho también es renunciable (atento de nuevo al contrato inicial) y, en caso de quiebra del deudor, no se aplica.
Cuando has saldado la deuda del avalado, puedes dirigirte hacia él con los mismos derechos y garantías que tenia su acreedor. También estás en tu derecho de reclamarle los daños y perjuicios sufridos.
Cuéntanos también tus consejos sobre la importancia de los avales bancarios seguros, nos interesa tus opiniones y consejos.
